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7 DIRECTORES MALDITOS




Más que cualquier otro arte, el cine se ha debatido siempre entre creatividad y rentabilidad. El alto coste de producción que supone una película y la necesidad de que llegue al mayor número de espectadores posible con el fin de recuperar la inversión inicial, ha frenado en muchas ocasiones a los productores a la hora de aceptar ideas que consideraban demasiado arriesgadas. Los productores suelen ser conservadores, si algo ha ido bien con anterioridad, ¿para qué hacer algo nuevo? Así, grandes directores han visto como proyectos largamente acariciados quedaban desechados o desvirtuados hasta convertirse en algo irreconocible para ellos.

En otras ocasiones, el desperdicio de talento no se ha podido atribuir a un productor obtuso e insensible (justo es reconocer que abundan los ejemplos de productores que de hecho han mejorado el producto final) sino a la simple y llana decadencia del trabajo de dirección o a una recepción fría por parte del público. Vamos a repasar a algunos de estos directores que no consiguieron mantener una carrera acorde a las buenas expectativas que su innegable talento les auguraba.



1. Orson Welles


El autor maldito por excelencia. Su concepción revolucionaria de la narración cinematográfica echó por tierra todo lo que hasta entonces se había visto en la gran pantalla. Padecía de una especie de bulimia creativa que le impelía a implicarse en un proyecto ambicioso tras otro pese a que en numerosas ocasiones no pudiera terminarlos, lo que en parte explica (junto con la dificultad para encontrar financiación) que en treinta años de carrera lograra terminar tan sólo 12 películas y dejara cuatro más inconclusas.



2. Sam Peckinpah


Mujeriego, bebedor y con una asombrosa capacidad creativa y de adaptación al medio, Sam Peckinpah comenzó a mostrar los primeros signos de descontrol físico y mental durante el rodaje de ‘La balada de Cable Hogue‘ (1970). El consumo de cocaína le hizo un flaco favor a su ya maltrecho talento, hasta el punto de que durante el rodaje de ‘Pat Garrett y Billy el niño‘ (1973) su protagonista y amigo James Coburn decía de él que era un genio durante cuatro horas al día, en concreto las que iban desde media mañana hasta media tarde. Sus últimos cuatro films muestran a las claras esta decadencia.



3. James Whale

James Whale dirigiendo a Boris Karloff

A principios de los años 30, Whale dirigió una serie de films de terror de éxito para la Universal, entre ellas la que sea posiblemente la mejor adaptación de ‘Frankenstein‘ (1931). A él le debemos, entre otras cosas, que la cámara dejase de ser fija y empezara a moverse. Los siguientes años no le trajeron demasiadas oportunidades debido a su nada disimulada homosexualidad. La película ‘Dioses y monstruos‘ (1998) con Whale interpretado por un Ian McKellen pre-Gandalf narra de forma bastante libre sus últimos días.



4. R.W. Fassbinder

Fassbinder en ‘La ley del más fuerte’, film que dirigió, escribió y protagonizó

“Cada cual debe decidir si es mejor llevar una vida breve pero intensa o por el contrario una vida larga pero rutinaria”. R.W. Fassbinder Rainer tenía clara su elección. Hasta su muerte a los 37 años debido a un consumo desaforado de cocaína y cuba-libres dirigió, escribió e incluso interpretó docenas de films y obras teatrales y para televisión. Sus trabajos arrebatados, falsamente desapasionados y plenos de estilo renovaron por si solos el cine alemán e inspiraron a muchos otros directores. En su vida personal se rodeaba de una troupe de colaboradores incondicionales con los que se comportaba como un tirano, y sus relaciones sentimentales con personas de ambos sexos se caracterizaban por una marcada vena sadomasoquista. Bien podría haber dicho, parafraseando a Flaubert, aquello de “Petra Von Kant soy yo”.



5. Juanma Bajo Ulloa

Juanma Bajo Ulloa y Joaquin Sabina

Sus dos primeros trabajos, ‘Alas de mariposa‘ (1991) y ‘La madre muerta‘ (1993) dejaban traslucir originalidad y una sensibilidad estética considerable. Después llegarían el éxito de taquilla con ‘Airbag‘ (1996), las broncas con productores y los proyectos frustrados (‘La buena estrella‘, ‘El capitán Trueno‘…) y algún film menor (‘Frágil‘, 2004). Continúa activo, pero cuanto más tiempo pasa más difícil resulta seguir creyendo que alguna vez llegue a igualar la calidad de aquellas semidesconocidas joyas.



6. Peter Bogdanovich

Peter Bogdanovich en Los Soprano

¿Qué le pasó a Bogdanovich para pasar de ser uno de los más aclamados directores del Nuevo Hollywood en los años setenta a trabajar sólo como actor en ‘Los Soprano‘ o a hacer cameos de sí mismo en ‘Cómo conocí a vuestra madre‘? Como Godard, Truffaut y otros, Peter llegó a la dirección pasando primero por la casilla de crítico de cine, y lo hizo muy bien. Sus tres primeras películas entusiasmaron a crítica y público. Entonces dejó a la que era su primera mujer y “colaboradora artística” Polly Platt por la actriz Cybill Shepard, y la calidad de su trabajo experimentó un bajón considerable. ¿Casualidad? Según el imprescindible y marujil “Moteros tranquilos, toros salvajes” de Peter Biskin, ni por asomo.



7. Michael Cimino


En los años setenta, el sistema de estudios había decidido que para sobrevivir a la crisis que arrastraba desde finales de los sesenta debían cederle a los directores mayor control creativo en sus películas. Había funcionado muy bien con taquillazos como ‘Easy Ryder‘, ‘Tiburón‘ y ‘El padrino‘, y funcionó también con la primera película de Cimino, ‘El cazador‘ (1978). United Artist le dio carta blanca para su siguiente film ‘La puerta del cielo‘ (1980). Pese a fracasar estrepitosamente debido a un presupuesto disparado y un montaje torpe en el que no participó el realizador, en 1984 le confiaron la dirección de ‘Footlose‘. Sus exigencias hicieron que los productores temieran que el presupuesto se disparara de nuevo y le dieran el bote a los cuatro meses de empezar la producción. Michael, ahora Elizabeth Cimino, no volvió a dirigir nada de peso y se recicló en novelista tras someterse a un proceso de cambio de sexo.

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